El ozono se utilizó inicialmente en el tratamiento del agua potable, posteriormente como un fuerte agente oxidante para la producción industrial y, desde la década de 1970, también para la purificación del agua. Hoy existen decenas de aplicaciones industriales diferentes, unidas por la peculiaridad del ozono de ser uno de los oxidantes más potentes que existen.
Ocurriendo en la naturaleza por la acción de los rayos ultravioleta sobre las capas superiores de la atmósfera, el ozono (O3) es una forma alotrópica del oxígeno y por sus características de inestabilidad y reactividad debe ser producido en el campo inmediatamente antes de su uso. La generación de ozono tiene aplicación en la eliminación de malos olores y desinfección del aire, en el tratamiento y purificación de aguas. El avance de la tecnología permite elegir generadores de ozono que producen desde unos pocos g/h hasta más de 200 kgO3/h con un consumo eléctrico específico de 6,5 a 13 kWh según la temperatura del agua de refrigeración y la concentración de producción. El ozono se puede aplicar individualmente o en combinación con rayos ultravioleta (UV), peróxido de hidrógeno (H2O2) y catalizadores dedicados para crear procesos AOP (Proceso de oxidación avanzada) de mayor rendimiento para la oxidación y la consiguiente destrucción de sustancias nocivas y muchos contaminantes presentes en el agua potable, aguas residuales y efluentes gaseosos.